Después de semanas de mal tiempo, al fin una noche despejada, así que tomé mis binocs y salí a cazar estrellas un rato. ¿Qué vi? Bueno, primero hay que decir que no los he podido usar demasiado por que en las ciudades en las que regularmente estoy, hay demasiada contaminación lumínica, y quiero usarlos en un cielo que valga la pena. Pero de todos modos me maravillé pues:
No sabía que podía ver las lunas de Júpiter.
Al principio no lo creía, me asombré tanto que chequé mi mapa estelar varias veces buscando el error. No, ninguno. Esa bola (las estrellas se ven como puntos de luz y los planetas como discos) era Júpiter. Y alineados en diagonal con el cuatro de sus lunas, de izquierda a derecha Ganímedes, Calisto e Io y Europa del otro lado del planeta (y una estrella que es casi imposible ver aún con los binoculares, pero que si se trata con paciencia, medio se ve). ¡Simplemente increíble!
Y eso no fue todo, justo debajo de Antares, en triángulo con otra estrella, Al Niyat, un manchón, que sólo se ve desviándo la fóvea un par de grados hacia cualquier lado… ¿una nebulosa? No, ¡un cúmulo globular! Así es, M4 apenas se veía como una mancha casi indistinguible, pero ahí estaba.
Sistema Joviano.
Antares, Cúmulo Globular M4 y Al Niyat.
De verdad, si pueden hacerse con unos binocs, ¡no lo piensen dos veces!
Y el primer consejo será: ¡No te compres un telescopio!
Si alguna vez llego a adquirir unos binoculares o un telescopio, recordaré pedirle clases de astrología (oops), perdón, astronomía al buen Esteban. Definitivamente debe ser más interesante cuando se sabe que se está viendo.