Black Snake Moan (2006)

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Black Snake Moan (2006)

Black Snake Moan (2006)

Director:
Craig Brewer

Actores:
Samuel L. Jackson – Lazarus
Christina Ricci – Rae
Justin Timberlake – Ronnie

No tengo muy claro que esperaba antes de ver esta película, pero me hizo pasar un buen rato. Es de rednecks, en el sur de los estados unidos y es la historia de la golfa (no prostituta, al menos no 100%) local.

Rae se la vive de fiesta, drogándose, bebiendo, y dejando que un negro del cuádruple de su tamaño le haga el favor a cambio de más drogas. Su novio, Ronnie, parte hacia las fuerzas armadas de su país, como carne de cañon (aceptémoslo, Timberlake no sirve para nada más) y su mejor amigo intenta tomar ventaja de Rae la primera noche que este (el novio) no está.

Así es como Rae pierde el brassiere y los Daisy Dukes (shorts de mezclilla bastante cortos) y se la pasa así toooda la película para deleite nuestro. De ahí tan solo la película saca el 80% de su calificación 😉

Bueno, Lazarus, un negro a quién su esposa acaba de dejar por su mejor amigo, se la encuentra golpeada y decide ayudarla, the good christian way y la encadena al calentador de su casa, la cuida hasta que mejora y después la deja encadenada unos muy buenos días más.

Para esto ya nos enteramos que Rae además de todo lo que es, es ninfómana, se le avienta a todo lo que se mueva, grande o pequeño, niño o viejo. Y eso explica el por que de su actitud tan lasciva y contoneante, y además cómoda en ropa interior, semidesnuda.

Pero me desvío, la película no trata de la señorita Riccie en ropa interior, aunque siendo honestos es la única razón por la que conseguirán este filme. En fin, como es una historia en donde el bien siempre triunfa, Lazarus consigue que Riccie se aprecie como ser humano y reforme su retorcido e indolente (y más interesante) camino. Unos tragos después, mezclados con algunas canciones de blues interpretadas por el mismísimo Jackson, y después de bailar y cenar, tenemos que Rae es toda una señorita, lista para recibir a su novio, que regresa a los pocos días pues lo corrieron de la armada por marica: no podía disparar una pistola.

Por cierto, la actuación de Timberlake es supremamente miserable, es de las peores que he visto en mi vida y no se como es que nadie se dio cuenta que lo único que hizo fue “achafar” la película. Una basura completa de actor el Backstreet boy este.

Para no hacerles el cuento largo, véanla, se van a entretener un rato, no es una mala cinta y pues que les digo, ¡Christina Riccie desnuda y en ropa interior dos horas!

Solo por eso:

***

Lolitas

[Tiempo de lectura 5 m]

Natalie Portman - Mathilda, Léon

La lolita por excelencia es Natalie Portman.

Después de mucho ver Harry Potter, Bridge to Terabithia, The Neverending Story, y todas las cintas de Lindsay Lohan y las gemelas Olsen, y las series de Melisa Joan-Hart 😉 , he llegado a la única conclusión posible de que Natalie Portman es la personificación misma de la palabra lolita. Por tanto toda lolita wannabe deberá a partir de hoy, en lo posible, parecerse a Natalie en todo aspecto.

Y es que, ¿quién no ha visto y disfrutado Léon, de Luc Bessón? Natalie de 13 años la hace de Mathilda, una niña que queda huérfana y no le queda otra que vivir con un asesino a sueldo, Léon, y acaba enamorándose de este. Aunque el asesino hace gala de gran moral y nunca toma ventaja de la pobrecita. Yo en su papel me sentiría peor por mi oficio.

Y diez años después la cosa sigue igual, en 2004 y ya con 23 años, Natalie interpreta a Alice en la cinta Closer y a pesar de ya pasar la edad obligada de las lolitas, se ve y actúa como una. Una que trabaja de cuando en cuando en un club desnudista, pero lolita a fin de cuentas. Esas escenas en el club no tienen precio, o recién salida de la cama caminando en undies hacia el baño…

En fin, ¿por qué el gusto hacia las lolitas? Pues para variar, la cosa es evolutiva ni más ni menos. Durante millones de años (¡ah como me encanta usar esa frase, y la de miles de millones!) el pobrecito hombre no tuvo medicinas, imagínense ir por la vida sin zapatos, con tigres, leones y serpientes encima de uno además de los microorganismos y no tener ni siquiera un vil ibuprofeno para el dolor, ni una aspirina, ¿paracetamol? ¡Ja!
El lector ya debe saber a donde voy; esto significaba que vivíamos muy poco, los primeros homo sapiens tenían mucha suerte si llegaban a los 25 años. Alguien de 30 era toda una rareza, un chamán entre su tribu.

Jean M. Auel en su libro The Clan of the Cave Bear hace una especie de estudio-novela de la vida de los neandertales y un sapiens. Muy acertadamente imagina microsociedades patriarcales, en donde el hechicero y los cazadores son líderes de los distintos clanes, mientras que las mujeres son relegadas a las labores de la cueva (hogar) y a la medicina. Narra que las niñas desde muy pequeñas se preocupaban por agradar a los cazadores y era cosa cotidiana ir pensando con quién las “casarían”. A los 8 años de edad y antes.

Y si bien es una novela, no veo por que no sea plausible, considerando que los neandertal vivían también muy poco, es más que probable que los hombres tomaran pareja(s) de muy corta edad, pues la evolución se encarga de que solo lo mejor sobreviva y por tanto le da preferencia a niñas jóvenes que a ancianas gastadas. ¿Ancianas gastadas? ¿De 30 años? Si, recuerden que no teníamos el menor servicio médico, nuestros dientes se gastaban y rompían, una simple infección podía matarnos, la gripa era asesina. Las enfermedades y padecimientos que hoy en día son cosa de todos los días, en aquellas épocas eran mortales, por tanto todos nuestros procesos y relaciones tenían que suceder en menor tiempo.

Hoy en día vivimos casi 100 años con cierta comodidad, es más de 3 veces lo que antes, y podemos darnos el lujo (y no solo en este asunto) de ser racionales al respecto y modificar nuestro comportamiento basándonos en nuestros nuevos conocimientos y nuestra recién adquirida moral. Hoy el tipo de 50 que anda con la niña de 20 no solo es mal visto, es repudiado a veces. Imaginen un antepasado nuestro de 35 años, simplemente por su edad debería haber tenido enorme prestigio en su tribu, las niñas estarían más que deseosas y se sentirían sumamente honradas, a la vez que su estatus incrementaría sobre casi todas las demás, si fuesen elegidas por ese viejo. ¡Cómo ha cambiado las cosas la ciencia!

La gran mayoría de nosotros en la actualidad se siente asqueado cuando se dan estos casos de viejos rabo verde y adolescentes, pero yo me atrevo a apostar que es de dientes para fuera. Por mucho que racionalicemos y en verdad estemos convencidos de que “no está bien”, nuestros genes, millones de años de evolución, no pueden borrarse con un carpetazo cerebral así de fácil. Todavía sentimos ese deseo primal sobre las jóvenes. En más de una ocasión he estado presente cuando hay alguna pareja así, y siempre varios salen con la clásica “¡qué pase la receta!“. A mi incluso por ahí me preguntaron que prefería: ¿una mujer que a los 20 se viera como Britney o una que a los 40 se viera como Madonna?

Contesté que ¡preferiría que a los 40 me hicieran caso las de 20 😉 !

Así que como siempre, la explicación de nuestros comportamientos no tan bien vistos es pura y simplemente evolutiva. ¿Por que creen que la mayoría de edad de 18 años es de las más altas del mundo? Es causa de nuestra sociedad mojigata e implica que a nadie en el poder (históricamente hombres) le interesa subirla lo más mínimo.

¿Justificación? Francamente no creo que la necesite. Nuestro amigo cascarrabias del ejemplo estoy seguro que va por la vida disfrutandto a su jovenzuela importándole muy poco lo que opinen los demás, causando envidias y provocando cejas alzadas, pero feliz. A los hombres, supónganse que tienen unos 25 y andan con una de 16 a 18, no digo que no les moleste lo que los demás anden diciendo pero ¿realmente les importaría? ¡A mi ciertamente que no!

¿Y si en vez de 50 y 25 tuviéramos 30 o 35 y anduviéramos con una de 13 a 16? Creo que ese es el peor caso ¿no? Creo que es interesante notar eso:

50 y 20 viejo cascarrabias provoca envidias.
25 y 17 chico anda con chica, casi nadie nota nada.
35 y 15 escándalo total.

Supongo que se debe al cambio enorme que dan las mujeres al pasar por la adolescencia, una de 19 ciertamente es muy distinta a una de 15.

Ahí lo tienen, evolución y la nueva corteza cerebral actuando sobre nuestros tabúes, ideas, idiosincrasias y costumbres. Lo de siempre.

Actualización gracias al comentario de Pereque:

Las fiestas de 15 años son una muestra más de nuestra hipocresía como zoociedad, piensen un poco en el origen de estas fiestas. Nos remontamos algunos cientos de años (miles incluso) y tenemos que las familias juntaban todos sus ahorros para esa gran fiesta, cuando su hijita cumplía 15 años y estaba lista para ser desposada. Invitan a todo mundo con la esperanza de que algún noble o persona de mejor posición social y económica que ellos le haga el honor a su hija, beneficiando así a la familia en dos partes y a la novia en una: a la familia le toca una buena dote (recordar que no son pocas las culturas en las que la familia de la novia recibe dote en especia al casar a su hija), y eliminan una boca que alimentar, y la novia al casarse con un “rico” ya tiene la vida resuelta.
Por tanto estas fiestas son y han sido un despliegue de “cuentas de cristal”, brillos y velos, tules dan vueltas al compás del vals de la 15añera, quien está maquillada y arreglada como nadie más en la fiesta, ella es el centro de atención… pues ella ya está en edad, y está en venta al mejor postor.

Por supuesto, gracias a la complejidad actual de nuestras sociedades civilizadas, el significado real de estas ocasiones ya está perdido, pero ahí sigue, oculto listo a ser revelado ante un poco de análisis simple. ¡Qué fácil nos delatan nuestras costumbres! Seguimos siendo más o menos los mismos primitivos de siempre.

Así que la próxima vez que alguien se queje de que te gustan las lolitas, pregúntale si ha ido o su hija ha tenido una fiesta de 15 años.

Natalie Portman - Alice, Closer

Martes 13

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Templo Mayor Códice Ixtlilxóchitl
Templo Mayor Códice Ixtlilxóchitl.

¿Saben por qué es de mala suerte?

No, no es por ninguna tradicion gringa, ni nórdica, ni oriental; para variarle un poco es mexicana, tenochca.

El martes 13, pero de agosto, de 1521, el Tlatoani Cuauhtémoc fue apresado, cayendo al fin la Gran Tenochtitlán a manos de Hernán Cortés y sus conquistadores.

…”llegóse a mi y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo que de su parte era obligado para defenderse a sí y a los suyos hasta venir a aquel estado, que ahora hiciese de él lo que yo quisiese; y puso la mano en un puñal que yo tenía, diciéndome que le diese de puñaladas y le matase”…

Tercera carta de relación, Hernán Cortés.

Historia de mis creencias

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Infierno de Dante

Ustedes, queridos lectores, estoy seguro se piensan que nací el ateo intolerante que soy ahora, pero ¡sorpresa!, no es así. ¿Desafortunadamente?

Para mi suerte, no nací católico. Si bien mis padres eran en mayor o menor grado católicos, jamás me empujaron la religión como las letras, de hecho no recuerdo ninguna plática religiosa importante con ellos en mi infancia.

De ahí siguieron un par de primarias religiosas, marista y lasallista, de misa de viernes primero de mes y clases de religión, “vocacional” las llamaban. Recuerdo con gran tristeza que en algún retiro (íbamos cada rato de retiro al campo, a haciendas, etc) íbamos en procesión, supongo habrá sido una posada, en la noche y con velitas todos, y yo junto con uno de mis amiguitos de la época, decidimos, o más bien, “fuimos iluminados” y nos pusimos a derramar la cera caliente sobre nuestras manos… Le comentamos al profesor más cercano (estoy seguro que era un “Hermano”, así se les llama a los miembros de esa sociedad oculta que es el lasallismo) acerca de que lo hacíamos como sacrificio y puso cara de aprobación. Era en gran parte un juego, pero no dejo de sentir lástima por ese yo anterior, ignorante a más no poder.

En la misma época, primaria, mi abuelo materno se encargó de instruirme en las artes ocultas del esoterismo: la astrología, chakras, rayos de energía, energía de los cristales, los 7 rayos y Lobsang Rampa todos desfilaron ante mi. Evidentemente encontré esto muchísimo más interesante que la insípida religión católica, exceptuando el libro de las Revelaciones y la Divina Comedia, que ya me había refilado, así que me dediqué con ahínco a encontrar coincidencias astrológicas por todos lados. Que si mi planeta era tal, y mi piedra tal otra… ¡Vaya que si me creía tanta tontería!

Mi padre siempre estuvo en contra de esas charlatanerías y se molestaba bastante cuando se enteraba que mi abuelo me estaba instruyendo, o cuando yo hacía comentarios relacionados al asunto. El gran problema es que el jamás pudo refutar nada, nunca me ofreció ninguna explicación lógica y racional, simplemente “son tonterías”, y para entonces yo ya era algo analítico, así que me tenía más sentido creer en todo eso que en las nulas explicaciones ofrecidas por mi padre.

Afortunadamente hizo algo mejor.

En aquellos tiempos, queridos hermanos, una de nuestras cadenas de supermercados se dio a la tarea de vender enciclopedias a precios muy accesibles, y gracias a una conjunción planetaria astrológica, una de nuestras televisoras se dio a pasar programas de ciencia muy agradables… Y mi padre se encargó de comprar Mundo Submarino, de Jacques Cousteau, y El Nuevo Tesoro de la Juventud (si, leí cada uno de esos tomos completo, y en el caso de Mundo Submarino, dos veces), y a grabarme en video Cosmos, de Carl Sagan, y a veces el de Cousteau, que también pasaba en la tele.

¡Acierto de aciertos!

Hasta entonces lo único que sabía yo de las estrellas era que poseían gran poder sobre nosotros, y que solo servían para despertar nuestro yo interior y el tercer ojo y tal. Pero entonces conocí al Gran (y ese es el único Gran aquí) Maestro Carl Sagan, y su hermosísima forma de explicar las cosas. Sobra decir que quede totalmente enamorado de Cosmos. Y, casualmente, una tía compró el libro, pasta dura, ilustraciones por doquier… Y encima tuvo a bien regalarme dos libros, novelas de robots, del Señor Isaac Asimov, Bóvedas de Acero y El Sol Desnudo, que aún tengo, y que devoré instantáneamente.

Mi universo se expandió exponencialmente, de repente había galaxias, nebulosas, termodinámica, rayos gamma y gravedad rigiendo no solo nuestras vidas, sino la del universo mismo. Y todo era tan hermoso, y mucho más interesante que el esoterismo, ni que decir del pobrecito infierno cristiano.

Así que me las ingenié para decir en mi casa que ya había hecho la primera comunión, en mi escuela lasallista, pues imaginaba que eso si me obligarían a hacer. Nunca se enteraron sino hasta años después que se los confesé, y no le dieron demasiada importancia. Además mi madre se estaba convirtiendo al budismo poco a poco, gracias a las enseñanzas de su padre.

Busqué con fervor cada libro de Asimov que pude encontrar en los botaderos de las bodegas Aurrerá y Gigante, $15 cada uno y $30 cuando muy caros. Me convertí en fan declarado de la ciencia ficción escrita (no se crea mi amigo el lector que empecé a leer con eso, no. Yo leía desde muchísimos años antes, novelas, clásicos, cuentos para niños, moralejas chinas…) y de la ciencia en general. Desafortunadamente mi acceso a la ciencia estaba limitado, no había internet y la ciencia nunca ha sido demasiado accesible al público en general. Pero tuve un maestro de matemáticas que una vez a la semana nos daba una clase de “Ciencias de la Tierra” en donde discutíamos los enigmas astronómicos y físicos entre todos, ciertamente muy interesante y alentador.

Y así, fui enterándome poco a poco del avance de la ciencia, de los modelos en los que la Tierra era el centro del universo (apoyados por la iglesia), luego los heliocéntricos (apoyados por la iglesia) hasta los modernos del universo en expansión y me di cuenta de algo muy curioso: la religión, invariablemente, se equivocaba. Y para más inri, la ciencia era la que le atestaba las crucificciones. Brillante, simplemente brillante pues entendí que la ciencia era la gran impulsora de la humanidad, la única que nos provee del conocimiento sólido, aunque también me quedó claro que la religión cumplió su papel unificador en cierto momento. Hoy ya está muy pasada de moda, y es totalmente innecesaria en el mundo civilizado.

Para entonces (tal vez principios de secundaria) yo ya tenía un buen rato de no creer en el dios católico, sino en el dios abstracto del que tanto hemos hablado en este blog. Aunque todavía le daba una cierta esperanza de creencia a los sueños y ovnis. Seguí devorando todo lo que encontraba a mi paso y decidí que la astronomía era una de mis pasiones, pero deje de darle importancia a cualquier creencia, tuve una etapa libre de fricciones entre la realidad y lo que yo creía. Rezaba una oración propia cada noche, más que nada agradeciendo y pidiendo por los demás (solo pedía por mi en épocas de exámenes finales 😉 ), pero no pensaba más en el asunto.

Hasta que llegó un momento en que mis conocimientos de cómo funcionan las cosas (por limitados que son) me permitieron decirle adiós incluso al ser omnipotente abstracto y abrazar el ateísmo.

Aunque mi ateísmo es algo difícil de explicar, trataré: en la escala de Dawkins soy un 6.5. No pienso que exista ningún dios objetivo, de ninguna religión, tal, he decidido, es un absurdo total. Pero, ¿qué hay del dios abstracto? Ese que ni se molesta en nosotros, probablemente ni nos conozca, pero es omnipotente de todas maneras? Bueno, he leído la suficiente ciencia ficción y tengo bastante imaginación para concebir un ser producto de miles de millones de años de evolución, desde una especie sapiente como la nuestra, hasta un controlador de estrellas, un creador de galaxias, un ser, desde nuestra perspectiva limitada, a todas luces omnipotente. Un ser “divino”. Sin embargo ¡no es ningún dios! Es producto de la evolución, y probablemente nosotros algún día estaremos en su misma posición, si logramos librar todos los obstáculos que nos esperan ahí afuera. Ese ser, no solo pienso que pueda existir, ¡espero que exista(n)!

Así que, ahí la tienen, mis creencias desde un católico no practicante hasta un ateo feliz, pues a final de cuentas: la ciencia es nuestra verdad más aproximada.

Hoy no creo en nada y experimento la misma felicidad al mirar hacia arriba que el religioso más profeso. Que el lama más meditativo, y que el párroco más dedicado. Incluso me atrevería a decir que más, ya que yo entiendo lo que está sucediendo en la bóveda celeste, mientras que los religiosos solo pueden aspirar a admirar belleza, y ya lo dijo Sagan más o menos así:

La comprensión es una especie de éxtasis.

Todas las mujeres son lesbianas

[Tiempo de lectura 3 m]

He llegado a la conclusión, después de muy poco pensarle, pues yo llego a conclusiones correctas en un tris, que todas las mujeres son lesbianas.

Por ejemplo cuando van al baño, siempre en mínimo grupos de 2, ¿se imaginan a los hombres haciendo lo mismo? Las únicas ocasiones en que esto sucede es en reuniones con cerveza involucrada, pues es hecho bien conocido que amigos de años beberán cerveza con la misma frecuencia, por tanto irán al baño juntos, pero solo por pura necesidad, y tal vez para ir platicando sobre tal o cual chica en la mesa de junto que está bastante guapa. Pero ¿y las mujeres por que van juntas? Lesbianismo puro.

Y qué tal con sus fotos de perfil de facebook (las listas) y hi5 (las prepubertas idiotas), esas en las que salen con sus amigas todas abrazaditas, por supuesto de fiesta y por tanto ligeras de ropa. ¿Me van a decir que eso es normal? Y no solo en las que están de fiesta, hay muchísimas en las que adoptan poses “sexosas”, y prácticamente se agarran boobies y traseros por igual, o casi juntan sus bocas, sacando las lenguas, en paroxismos de besos alocados. Y encima tienen el atrevimiento de poner comentarios al respecto.

Y últimamente he notado un incremento exponencial y logarítmico en comentarios en, precisamente esas fotos, del tipo “hay las amo amiwis” o “apoco no nos vemos super secsys?” e incluso “dios que guapuras somos todas!“. Ningún hombre que se precie comentará jamás algo así en fotos de sus amigos, a lo mucho pondrá “saliste muy bien amigo, tu fealdad plasmada“, pero no las mujeres, no. Ellas hacen gala de modismos y actitudes que solo pueden ser descritas como lesbianas.

Las chicas, jóvenes sobre todo, cuando pasean con sus amigas van de la mano, siempre. Un signo más de que son lesbianas de corazón, ¿o qué han visto tipos de la mano que no sean gays?

Pero sucede algo muy interesante, siguiendo estos patrones de cerca notamos que ¡entre más guapas más lesbianas! Totalmente increíble, pero cierto e innegable, es una ley evolutiva que no puede ser ignorada… O tal vez solo sea el hecho de que las feas no suben sus fotos… jajaja 😛

En fin, sean observadores y llegarán a la misma conclusión que yo, excepto si son mujeres, entonces negarán todo y me tacharán de loco, pero en el fondo sabrán que tengo razón, así que entre más rápido acepten su condición lésbica, ¡mejor para todos!

De este hecho (que son todas lesbianas) se desprenden situaciones realmente interesantes; las mujeres no beben alcohol (mucho, la mayoría) precisamente por que son lesbianas. Saben perfectamente lo que sucede cuando se pasan de copas, y reservan estos momentos para sus “pijamadas” y “salidas con las nenas”. Lo cual me recuerda: ¿han notado como se llaman entre ellas? En un grupo de amigas cualquiera, siempre serán “nenas“, “amores“, “linduras” y similares.

Otra estadística interesante es que las mujeres encuentran imposible no salir al menos una vez por semana con sus nenas. Uno puede pasar meses sin ver a sus amigos y no pasa nada, pero las chicas no. Y la única razón creíble para esto es una orgía. ¿O me van a decir que conocen alguna chica guapa que no salga una o dos veces por semana con sus amigas?

Un tema que casi merece un post aparte es ir de shopping. ¿Que tipo heterosexual iría a comprar ropa o accesorios con un amigo? ¡Jamás! Siempre saldremos con una chica, novia, hermana, a que nos ayude a escoger que lentes se nos ven bien y que chamarra nos hace mejor figura. Y si no hay nadie disponible siempre están las atendientas. Pero las niñas siempre van entre ellas ¡a comprar ropa interior!

También se desprende la razón de por que jamás una chica en una fiesta, rodeada de sus amigas, te hará caso. Si tienes mucha suerte la podrás sacar a bailar (o sea solo si son dos amigas y tu llegas a sacarla con un amigo). Para ellas es infinitamente más divertido estarse toqueteando (ellas lo llaman bailar) entre ellas mismas que bailar con un completo desconocido, y además borracho.
¡Bailar! ¿Cuándo se ha visto a dos (o más) hombres bailar juntos? Y muy al contrario de nosotros las chicas se la pasan bailando juntas en cada ocasión disponible.

Estoy segurísimo que hay infinidad de pruebas más, pero con esas basta para convencernos del hecho ineludible de que todas ellas son unas lesbianas que esconden su verdadera naturaleza ante nuestros ojos, pero no más, al fin conocemos su secreto y lo usaremos en nuestro beneficio.