Emmanuel Vara Zenteno, cicloactivista, Director de Movilidad, diseñador de ciclovías: asesinado atropellado por camión que pasó el alto en calle prohibida.
“El ser peatón [y ciclista] en Puebla y en México es muy difícil porque no hay infraestructura y cuando se crea se termina segregando como las mal llamadas ciclovías o los puentes peatonales, que lo único que están diciendo es que el coche sigue teniendo la prioridad”.
-Emmanuel Vara Zenteno.
Ayer atropellaron a otro ciclista en Puebla, uno que era Director de Movilidad en la Secretaría de Movilidad Municipal y por eso se está haciendo mucho ruido. Además que fue atropellado en la 11 norte, avenida que cuenta con RUTA y que por ello es ilegal que los demás transportes públicos —como el que lo mató— circulen sobre esa avenida, cruzando sobre la 4 poniente que tiene un ciclocarril que él mismo diseñó (pero que hace una pausa para cruzar la 11). Para ironías y ojetadas de la vida: ésta.
Yo soy un ciclista consumado, tengo rodando desde que mi padre me enseñó a andar en bici, en una Bimex blanca con estampas rojas y azules, allá por cuando tenía quizás 5 o 6 años en el parque San Martín —mejor conocido como parque México, el de la fuente de la mujer con los cántaros— en el antiguo DF; echaba carreritas con los amigos de las cuadras en la enorme bici de carreras de mi abuelo materno en el gigantesco parque —la selvita para mis padres y tíos que llegaron a vivir ahí cuando todo era baldío, el fin de la ciudad seguro en algún cuento imaginado de realismo mágico, el parque para nosotros, el Periodistas Ilustres su nombre oficial —que teníamos la indecible fortuna de tener junto a las cuadras. Después me pasé casi toda mi universidad en una Benotto de montaña, pesadísima de acero y de geometría estúpida de cuando no sabíamos diseñar bicicletas, que me regaló un compañero de trabajo de mi padre que puso una de las primeras tiendas decentes (o sea, que vendía modelos y componentes avanzados y no solo las clásicas normalitas) de bicis, Bic-Ben, la que estaba en plaza Crystal en Puebla, y luego gran parte de mi transporte al trabajo a la SCT en DF en otra Benotto más moderna que compré, de aluminio, y que cambié muy rápido por una Trek ya muy decente. Actualmente ruedo por simple gusto —aunque sea por transportarme— y por hacer ejercicio.
Me he caído, me han atropellado, he atropellado gente, me han cambiado un cuadro por garantía gratis años después de la compra original, he ido a la montaña, doy vueltas de 100km por ir a cascadas aquí cerquita, he contagiado con el virus del ciclismo directa o indirectamente a no menos de 7 amigos (y aunque lo nieguen, Pojo, Mau, Charles, Yorch, Liz, Jack y Lichis, en el fondo saben que es cierto). Escribo en Rodadas Puebla en el tuiter porque me importa el ciclismo y porque necesito mejorar mi ciudad.
Y como automovilista, bueno, mis amigos (¡y no me dejarán mentir! Me han llamado desde Fittipaldi hasta Senna), me confían invariablemente sus autos cuando salimos a carretera, saben que soy un conductor que sabe comportarse en situaciones de riesgo (aquellos talleres de aprender a manejar en circunstancias extremas, como frenados súbitos dando la vuelta, o en piso mojado, deberíamos tomarlos todos). Amo manejar en carretera, de noche, a altas velocidades, sé dar trompos, sé corregir understeering con acelerador, y sé causar oversteering adrede con el freno de mano. Mi carretera favorita para manejar es la Oaxaca – Puerto Escondido. Con esto quiero decir, que además de amar el ciclismo, también amo el automovilismo, no piense el lector —y descalifique mi opinión— que soy de aquellos ciclistas fundamentalistas, veganos y postmodernos que odian al auto y desean verlo arder, como los que en la rodada de ayer que más adelante menciono le mandaban saludos a las madres de los conductores que desesperados por ver pasar una procesión interminable de ciclistas, tocaban el claxon esperando nos apurásemos: bastaba ignorarlos, o si en realidad deseas ser un agente de cambio, acercarte a ellos y explicarles de que iba la rodada.
Así que mi condición de ciclista senior, boss, de prácticamente toda la vida, me permite enunciar los siguientes puntos importantes relacionados con el infortunio de ayer, para tratar de aclarar un poco las cosas y evitar las opiniones mal informadas, tan dañinas al ciclismo:
- El uso del casco.
Es generalmente irrelevante en accidentes que son alcances por detrás por vehículos automotores. En primera por que los cascos normales (no los full-face) la parte que menos protegen es la nuca/cuello, y en segunda por que la diferencia de energía cinética y potencial entre un vehículo que pesa mínimo algo así como 1500kg y es muy estable por tener 4 ruedas, y una bici de unos 100kg con todo y ciclista es abismal. El momentum de un auto a 10km/h es mucho mayor al de una bici a 60km/h, por simple física básica.
Andar en bici no es peligroso, lo peligroso es toparse con conductores ineptos que predican el evangelio del culto al auto, en ciudades mal diseñadas y peor construidas. Pero insisto, en golpes por alcance poco puede hacer el casco… sobre todo como en este caso cuando las llantas del camión te pasan sobre la cabeza. Creo que ni siquiera un casco de moto ayudaría (pues aunque el casco resistiera, el cuello se rompería por el movimiento rotacional).
Los países más civilizados en ciclismo jamás exigen el uso del casco, vaya, hay lugares que incluso permiten a los ciclistas pasarse los altos por ley, y ellos tienen estudios y todo, denle al Google si están interesados. Y esto no es una opinión personal: todos tenemos opiniones, pero pocas están basadas en hechos y estadísticas. Afortunadamente hay quienes han dedicado ya mucho en realizar y recopilar estudios y meta estudios (agregados de estudios) sobre el ciclismo y el uso del casco, para determinar si en realidad sirve y si debe ser obligatorio su uso, siempre con la premisa de fomentar el ciclismo y proteger al ciclista…
Y pues resulta que no es tan simple y no obedece al sentido común (pero ya sabemos que el universo no tiene por qué obedecer a nuestro sentido común).
Si bien el uso del casco en efecto disminuye las lesiones en accidentes, contra todo sentido común se ha demostrado que aumenta la probabilidad de sufrir un accidente en primer lugar, y que países con leyes que obligan a usarlo terminan con más muertes ciclistas por varias razones, entre ellas que el ciclista se siente mejor protegido y toma más riesgos, y que los automovilistas lo ven como un ciclista experimentado y predecible y pasan a menor distancia de él, toman más riesgos con él. Es algo muy parecido al hecho —también demostrado, y también contrario al sentido común— que hay más y peores accidentes en autopistas bien señaladas e iluminadas y pavimentadas, como la México – Puebla, que en carreteras angostas con poca visibilidad y muchas curvas y sin acotamientos, como la Oaxaca – Puerto Escondido, por el simple hecho que las primeras permiten ir más rápido: permiten tomar más riesgos.
Sin contar que estas leyes disminuyen el uso de las bicis como medio de transporte por que hacen ver al ciclismo como más peligroso y engorroso de lo que es en realidad.
Este artículo de The Guardian es de lo mejorcito que he leído al respecto, y como no nos gusta leer, aquí el video que lo resume muy claramente:
Los de Pro Bici nos hicieron el favor de ponerle subtítulos en español.
No estoy diciendo que no usen casco, no estoy diciendo que no sirva; ¡úsenlo si gustan, y sobre todo si apenas empiezan a rodar —o para niños pues estos además de tener menor coordinación y dominio corporal, tienen mayor tendencia a caer de cabeza; por simple fisonomía el peso está más cargado hacia la parte superior del cuerpo cuando uno es niño… y niña, y niñe y niñx! Por supuesto ayuda en caídas normales, o en la montaña, solamente digo (¡no lo digo yo, lo dicen los estudios, lo dice la ciencia!) que no deberá ser jamás obligatorio y mucho menos argumento (falacia, de hecho) en accidentes.
Personalmente en ciclismo deportivo lo uso en la enorme mayoría de las ocasiones, pues mi estilo de rodar cuando voy a darle es agresivo, brincando baches y banquetas con bunny-hops, derrapando cuando se puede aprovechando la grava y tierra, y frenando como solo permiten los frenos de disco. En ciclismo de transporte es al revés, es rarísimo que me ponga el casco, pues voy paseando a promedio 10km/h menos que haciendo ejercicio, mucho más tranquilo. En la montaña siempre uso el casco pues la probabilidad de caerme es mucho mayor —aunque, también demostrado, la probabilidad de sufrir daño grave es menor que en la ciudad.
- La creación de ciclocarriles y ciclovías.
Está muy bien en teoría crear carriles confinados para bicicletas, pero en países sin educación vial como el nuestro lo único que logran es segregar, pues ahora los automovilistas piensan que las bicis solamente deben circular sobre las mencionadas y si sucede cualquier accidente pues “es culpa del ciclista que no iba en su carril”.
No es raro leer comentarios como “primero jode y jode con que quieren ciclovías, y luego no las usan”, o bien —y esto lo he escuchado de ciclistas— “ahí está la ciclovía, es estúpido no usarla”. ¿Cuántas veces no nos hemos enterado de algún famoso retrasado que opina que a los ciclistas hay que matarlos, por el mal percibido hecho que la infraestructura ciclista le roba espacio al rey automóvil? ¡De por sí ya los automovilistas creían que el ciclista solo debe ir en el carril de extrema derecha!
La realidad es que las bicis pueden —por ley— circular sobre cualquier calle a menos que este expresamente prohibido, por ejemplo sobre Viaducto en CDMX está prohibida su circulación. Las bicis pueden ocupar el carril derecho en general, y centrales o el izquierdo para rebasar o dar la vuelta sin ningún problema.
Debemos —como automovilistas— entender que las biclas tienen todo el derecho del mundo de andar en las calles. Más aún, deberíamos darle las gracias a cada ciclista que veamos, pues cada bici equivale a un auto menos frente a ti en el tráfico, pero somos tan tontos y egoístas que no vemos más allá de nuestro cofre. Por si fuera poco, en trayectos de por ahí de 10km y que involucren pocas vías rápidas, las bicis llegan antes que los autos, así que ¿para qué tanta prisa en rebasar al pobre ciclista que te volverá a pasar al primer semáforo?
Apenas platicando con un viejo que de casualidad es la persona que peor maneja que yo haya conocido en mi vida, mencionaba que iba a estar muy difícil que nos acostumbráramos a los nuevos topes / pasos peatonales inteligentes. Aquí en Puebla han puesto algunos topes gigantescos que sirven literalmente como banquetas para paso de peatones en vez de semáforos, esto es, es imposible no verlos, sentirlos, frenarse ante ellos, y le cuestioné el por qué. ¿Por qué va a estar difícil acostumbrarnos a esas madresotas? ¡Es imposible no respetarlas!
No supo que responder. Todo es cuestión de mentalidad. Invariablemente en esos topes (yo cruzo el de plaza La Noria cada que voy a hacer ejercicio rodando), tengo que ayudar a peatones a cruzar, pues los pobrecitos están esperando que gente como este viejo que menciono “se acostumbren” y les den el paso.
Y también, hay que ser justos, más recientemente platicando en una cena con amigos de mi edad, 4 de ellos (dos parejas de matrimonios) opinaban que el peatón es primero y debemos respetarlo, y que esos pasos estaban geniales, y son automovilistas de toda la vida. ¡Me dio tanto gusto como enojo el primer caso!
Hay que contar además que las ciclovías Poblanas son en general pésimas: las elevadas solamente sirven para pasear y hacer ejercicio, pues tienen pendientes tan pronunciadas que la gente que va a su trabajo en bicis no de última o sin condición física considerable, no van a subir del diario, y aumentan el recorrido al ser sinuosas. Y el gasto para hacerlas fue un literal robo del gobierno morenovallista, ¡cinco veces más caras —y como 10 veces peores— que las de CDMX!. Y las que están a nivel de piso pues un poquito mejor, pero no mucho pues son angostísimas y con trabajos cabe una sola bicicleta, esto cuando no tienen bolardos de concreto tan grandes que hay que irlos esquivando, o cuando no están invadidas por el ambulantaje. La de la 4 poniente —que diseñó Emmanuel— tiene hasta buffer considerando que los autos abran sus puertas, tiene carril para estacionar autos, y es de las mejores en Puebla.
Ah, ¿no han visto el puente que construyeron que dejó inutilizable una ciclovía? Así nos las gastamos en Pueblita papaws.
- El transporte público.
En Puebla se creó una copia barata del metrobús de CDMX (barata por que los camiones son muy pequeños e insuficientes, y las estaciones horribles), el RUTA, que según un estudio de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad, y todo aquel que lo ha usado, es el peor sistema de transporte del país, y se hizo con la promesa de eliminar por completo el demás transporte público (combis, micros y camiones) de las calles y avenidas sobre las que pasaría. En la 11, avenida sobre la cual fue atropellado Emmanuel, siguen circulando estos otros transportes públicos y uno de ellos fue quien lo mató. Un chamaco de 19 años en un camión de esos gigantescos que tan seguramente iba echando carreritas o corriendo por la cuenta, que se pasó el alto.
Tan culpable es él, como nuestras autoridades que continúan permitiendo, quien $abe porque, la circulación que prometieron eliminarían.
- El peligro de ciertas calles.
Es cierto, la 11 Norte-Sur es una de las calles más peligrosas de Puebla para rodar, si no es que la más junto con Circuito Juan Pablo II a la altura de Prados Agua Azul. Hay siempre mucho tráfico, hay nulo espacio lateral pues solo caben los dos carriles de autos y el de RUTA; yo procuro jamás utilizarla, o bien utilizarla sobre el carril de RUTA, que es mucho más seguro pues a la velocidad de bici normal se va más rápido que el metrobús, y siempre se alcanza al de adelante y hay buen tiempo para quitarse si viene el de atrás (las cuadras son pequeñas), y en definitiva es mucho mejor ir por ahí.
Cuando voy a rodar a Los Fuertes siempre uso este carril, y de regreso me enojo sin falla porque alcanzo al RUTA y tengo que ir a su lentísima velocidad… o bajarme a los carriles de autos sin espacio lateral y arriesgar mi vida.
Pero es que Emmanuel venía sobre la 4 Poniente, sobre el ciclocarril que él diseñó, y cruzaba tranquilamente la 11 cuando el camión se pasó el alto. Lo aventó y arrastró tan lejos que muchos originalmente pensamos (por las fotos) que había ido circulando sobre la 11 y a media calle.
Como ciclista responsable, uno también debe buscar alternativas a calles peligrosas o avenidas principales, pero si viene uno sobre ciclocarril, y alguien se pasa el alto, poco se puede hacer. Casco o no casco.
:'(
Cualquier muerte así es trágica y no debería suceder; la de Emmanuel es particularmente chocante pues era de los principales activistas en bici en la ciudad, inició las Vías Recreativas en Puebla, llevaba Movilidad Municipal, él mismo diseñó el ciclocarril sobre el que circulaba cuando lo atropellaron, caray, cuando murió ¡iba a su trabajo en bici!
¿Qué podemos hacer? Pues todos podemos hacer algo, siempre, y para empezar basta con entender que las calles no son solo de los autos, que los autos son los menos y las ciudades deben ser diseñadas para el peatón, que las bicis disminuyen el tráfico, que van más rápido que los coches, que no cuesta nada ir cuidando a los ciclistas y peatones, que los semáforos deben ser respetados, ¡obedecer el reglamento de tránsito! Puedes empezar, Poblano, por usar tus direccionales; no gastan gasolina.
Se realizó, realizamos, una rodada para colocar la bici blanca de Emmanuel, fue mucha más gente de la que yo esperaba, es realmente sobrecogedor escuchar tanto timbre de bici cuando es por una tragedia así, fue una rodada muy emotiva. Aquí un par de transmisiones en vivo, 1 y 2, para que se den una idea de como estuvo.
¿Servirá de algo su muerte? Esta es la pregunta que los distintos colectivos y familiares le repiten a la Presidente Municipal y demás autoridades.
No hay que olvidar que ¡andar en bicicleta es hermoso y NO es peligroso! Lo peligroso son las opiniones poco informadas.
Hay pocas cosas en la vida que te pueden hacer tan feliz. Cuando trabajé en la SCT en DF era un martirio llegar al trabajo, había que pararse temprano y sufrir un maldito tráfico infernal, sin falta llegaba de malas, y encima aún me faltaba el regreso. Sin contar encontrar estacionamiento y rogar por que no se robaran nada. Irse en metro era imposible, así, simplemente imposible, tenía que pararme una hora antes para poder abordar, absurdo. Total, me decidí a comprar una bici y probar, fue el proverbial santo remedio: me paraba más tarde, llegaba más rápido que en coche y transporte público ¡comprobado! y nunca llegaba de malas. Hacía primero 10km al día y luego 20km cuando me cambiaron de oficina.
Y esto es de transporte; andar en bici de forma recreativa es divertirse como enano, para esto sí que sirven y mucho las ciclovías elevadas Poblanas, ir a la montaña con amigos y demás fans del ciclismo también es sumamente agradable. Rodar solito durante horas a las cascadas y lagos locales no tiene comparación con nada: aquí narro cuando fui a las cascadas de San Agustín Ahuehuetla, y aquí a Los Ahuehuetes Tepeojuma.
En fin, una pena, una tragedia, ojalá ya no sucediera más… Ojalá su muerte sirva.
Si son ciclistas en Puebla, y usan Twitter, denle a Rodadas Puebla (que por cierto ya requiere nueva imagen) ahí procuramos informar de rodadas y eventos ciclistas (y tragedias, infortunadamente) locales.