La lolita por excelencia es Natalie Portman.
Después de mucho ver Harry Potter, Bridge to Terabithia, The Neverending Story, y todas las cintas de Lindsay Lohan y las gemelas Olsen, y las series de Melisa Joan-Hart 😉 , he llegado a la única conclusión posible de que Natalie Portman es la personificación misma de la palabra lolita. Por tanto toda lolita wannabe deberá a partir de hoy, en lo posible, parecerse a Natalie en todo aspecto.
Y es que, ¿quién no ha visto y disfrutado Léon, de Luc Bessón? Natalie de 13 años la hace de Mathilda, una niña que queda huérfana y no le queda otra que vivir con un asesino a sueldo, Léon, y acaba enamorándose de este. Aunque el asesino hace gala de gran moral y nunca toma ventaja de la pobrecita. Yo en su papel me sentiría peor por mi oficio.
Y diez años después la cosa sigue igual, en 2004 y ya con 23 años, Natalie interpreta a Alice en la cinta Closer y a pesar de ya pasar la edad obligada de las lolitas, se ve y actúa como una. Una que trabaja de cuando en cuando en un club desnudista, pero lolita a fin de cuentas. Esas escenas en el club no tienen precio, o recién salida de la cama caminando en undies hacia el baño…
En fin, ¿por qué el gusto hacia las lolitas? Pues para variar, la cosa es evolutiva ni más ni menos. Durante millones de años (¡ah como me encanta usar esa frase, y la de miles de millones!) el pobrecito hombre no tuvo medicinas, imagínense ir por la vida sin zapatos, con tigres, leones y serpientes encima de uno además de los microorganismos y no tener ni siquiera un vil ibuprofeno para el dolor, ni una aspirina, ¿paracetamol? ¡Ja!
El lector ya debe saber a donde voy; esto significaba que vivíamos muy poco, los primeros homo sapiens tenían mucha suerte si llegaban a los 25 años. Alguien de 30 era toda una rareza, un chamán entre su tribu.
Jean M. Auel en su libro The Clan of the Cave Bear hace una especie de estudio-novela de la vida de los neandertales y un sapiens. Muy acertadamente imagina microsociedades patriarcales, en donde el hechicero y los cazadores son líderes de los distintos clanes, mientras que las mujeres son relegadas a las labores de la cueva (hogar) y a la medicina. Narra que las niñas desde muy pequeñas se preocupaban por agradar a los cazadores y era cosa cotidiana ir pensando con quién las “casarían”. A los 8 años de edad y antes.
Y si bien es una novela, no veo por que no sea plausible, considerando que los neandertal vivían también muy poco, es más que probable que los hombres tomaran pareja(s) de muy corta edad, pues la evolución se encarga de que solo lo mejor sobreviva y por tanto le da preferencia a niñas jóvenes que a ancianas gastadas. ¿Ancianas gastadas? ¿De 30 años? Si, recuerden que no teníamos el menor servicio médico, nuestros dientes se gastaban y rompían, una simple infección podía matarnos, la gripa era asesina. Las enfermedades y padecimientos que hoy en día son cosa de todos los días, en aquellas épocas eran mortales, por tanto todos nuestros procesos y relaciones tenían que suceder en menor tiempo.
Hoy en día vivimos casi 100 años con cierta comodidad, es más de 3 veces lo que antes, y podemos darnos el lujo (y no solo en este asunto) de ser racionales al respecto y modificar nuestro comportamiento basándonos en nuestros nuevos conocimientos y nuestra recién adquirida moral. Hoy el tipo de 50 que anda con la niña de 20 no solo es mal visto, es repudiado a veces. Imaginen un antepasado nuestro de 35 años, simplemente por su edad debería haber tenido enorme prestigio en su tribu, las niñas estarían más que deseosas y se sentirían sumamente honradas, a la vez que su estatus incrementaría sobre casi todas las demás, si fuesen elegidas por ese viejo. ¡Cómo ha cambiado las cosas la ciencia!
La gran mayoría de nosotros en la actualidad se siente asqueado cuando se dan estos casos de viejos rabo verde y adolescentes, pero yo me atrevo a apostar que es de dientes para fuera. Por mucho que racionalicemos y en verdad estemos convencidos de que “no está bien”, nuestros genes, millones de años de evolución, no pueden borrarse con un carpetazo cerebral así de fácil. Todavía sentimos ese deseo primal sobre las jóvenes. En más de una ocasión he estado presente cuando hay alguna pareja así, y siempre varios salen con la clásica “¡qué pase la receta!“. A mi incluso por ahí me preguntaron que prefería: ¿una mujer que a los 20 se viera como Britney o una que a los 40 se viera como Madonna?
Contesté que ¡preferiría que a los 40 me hicieran caso las de 20 😉 !
Así que como siempre, la explicación de nuestros comportamientos no tan bien vistos es pura y simplemente evolutiva. ¿Por que creen que la mayoría de edad de 18 años es de las más altas del mundo? Es causa de nuestra sociedad mojigata e implica que a nadie en el poder (históricamente hombres) le interesa subirla lo más mínimo.
¿Justificación? Francamente no creo que la necesite. Nuestro amigo cascarrabias del ejemplo estoy seguro que va por la vida disfrutandto a su jovenzuela importándole muy poco lo que opinen los demás, causando envidias y provocando cejas alzadas, pero feliz. A los hombres, supónganse que tienen unos 25 y andan con una de 16 a 18, no digo que no les moleste lo que los demás anden diciendo pero ¿realmente les importaría? ¡A mi ciertamente que no!
¿Y si en vez de 50 y 25 tuviéramos 30 o 35 y anduviéramos con una de 13 a 16? Creo que ese es el peor caso ¿no? Creo que es interesante notar eso:
50 y 20 viejo cascarrabias provoca envidias.
25 y 17 chico anda con chica, casi nadie nota nada.
35 y 15 escándalo total.
Supongo que se debe al cambio enorme que dan las mujeres al pasar por la adolescencia, una de 19 ciertamente es muy distinta a una de 15.
Ahí lo tienen, evolución y la nueva corteza cerebral actuando sobre nuestros tabúes, ideas, idiosincrasias y costumbres. Lo de siempre.
Actualización gracias al comentario de Pereque:
Las fiestas de 15 años son una muestra más de nuestra hipocresía como zoociedad, piensen un poco en el origen de estas fiestas. Nos remontamos algunos cientos de años (miles incluso) y tenemos que las familias juntaban todos sus ahorros para esa gran fiesta, cuando su hijita cumplía 15 años y estaba lista para ser desposada. Invitan a todo mundo con la esperanza de que algún noble o persona de mejor posición social y económica que ellos le haga el honor a su hija, beneficiando así a la familia en dos partes y a la novia en una: a la familia le toca una buena dote (recordar que no son pocas las culturas en las que la familia de la novia recibe dote en especia al casar a su hija), y eliminan una boca que alimentar, y la novia al casarse con un “rico” ya tiene la vida resuelta.
Por tanto estas fiestas son y han sido un despliegue de “cuentas de cristal”, brillos y velos, tules dan vueltas al compás del vals de la 15añera, quien está maquillada y arreglada como nadie más en la fiesta, ella es el centro de atención… pues ella ya está en edad, y está en venta al mejor postor.
Por supuesto, gracias a la complejidad actual de nuestras sociedades civilizadas, el significado real de estas ocasiones ya está perdido, pero ahí sigue, oculto listo a ser revelado ante un poco de análisis simple. ¡Qué fácil nos delatan nuestras costumbres! Seguimos siendo más o menos los mismos primitivos de siempre.
Así que la próxima vez que alguien se queje de que te gustan las lolitas, pregúntale si ha ido o su hija ha tenido una fiesta de 15 años.