Poniatowska sobre AMLO y el Problema de la Comunicación y la Ignorancia

[Tiempo de lectura 4 m]

La opinión de Elena Poniatowska—en una entrevista para El País—sobre Andrés Manuel López Obrador, la ignorancia de la juventud, la inseguridad e impunidad en el país, y la corrupción institucional del gobierno.

Acaba de publicar El País una entrevista con Elena Poniatowska, que era cool antes de ser cool “estoy con él [AMLO] desde que era jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Soy de las de antes, no de los de última hora. Fui a todas las manifestaciones y hablé en todos los templetes”, antes de continuar dale una leída por favor.

Siempre un placer leer a quien sabe escribir; hay una comunicación propia y—más importante, pues es justamente lo que garantiza la comprensión en el más básico sentido de estar de acuerdo en lo que se está diciendo o leyendo, nada que “para mi, esto significa aquello”—sin ambigüedades, ¡caray!

¿Elena Poniakién? Dirán justo aquellos a quienes este tipo de información serviría más, justo la chaviza de la que periodista opina:

Hay esquemas en México que parecen como una religión: siempre hablan, por ejemplo, del cantante José José, que es víctima y preso del alcoholismo, luego está su mamá, la típica mamá mexicana de ‘hijito, hijito’, su hermano envidioso, todas esas imbecilidades que de veras nos ahogan, de que tú eres víctima de tus circunstancias, en México, ese discurso es fundamental y es lo más nocivo que hay.

Y es lo más triste del asunto: Yo convivo con jóvenes por mi trabajo, puedo asegurarles que a la juventud no le interesa ya saber, “equis no importa” contestan. No sabe “investigar” (clic derecho, buscar con Google), y como no sabe leer, por no haber leído nada jamás, pues con trabajos sabe hablar. Mucho menos opinar, participar en la discusión.
No se puede uno comunicar con quien carece de los elementos básicos para comunicarse, de la manera más literal posible: no saber hablar por no saber leer por no haber leído nada jamás.

Comunicación.

Esa juventud que perdió en algún momento la capacidad del pensamiento crítico y se cree cualquier sandez que se le ponga enfrente, sin tratar de pensar, analizar. Comprender. Preguntar a quien sepa.
Escribir ni siquiera aplica, es un arte olvidado.

https://www.youtube.com/watch?v=tywHJC3zju4

Understanding is a kind of ecstasy.
-Carl Sagan.

“Lo que nos sucede a la mitad de los mexicanos es que no sabemos de qué estamos hablando (risas). Tenemos una supina ignorancia. Los que saben en general son tan aburridos que no les sigue nadie…”, lo dicho; lo nuestro es la ignorancia como forma de vida, como virtud. ¿Leer? ¿Libros? ¿Noticias, blogs de interés general, de ciencia for dummies?
El tema va de la mano con no saber distinguir fake news, por pensar algo tan evidentemente sesgado como que el artículo “los robos de Anaylla el Canaylla” del sitio “noticias jarochas del feis punto com”, por decir de cualquier partido, tendrá información veraz sobre ese candidato. Esa incapacidad, producto de lo dicho, de no saber leer por no haber leído jamás, nos va a salir muy cara como país en unos años.

Soy periodista desde 1953, recibo los periódicos a diario. Me parece pobrísima, bajísimo y tristísimo el nivel del debate, la facilidad de palabra de López Obrador me deja pasmada (risas), se va a enojar…

/s.
Disculparán, pero tengo que aclarar fue sarcasmo de su parte, por aquello mencionado ya.

Tema de la mano, con la ignorancia digo, es la corrupción. La venta, saqueo, privatización masiva del país.
Los últimos años he tenido la enorme fortuna de viajar un poco por el sur de México—poco en verdad, ni se crean que tanto—y por todos lados es lo mismo: hectáreas de playa y terrenos vírgenes regalados a amigos empresarios y funcionarios de gobierno. Facilidades de pago y hasta dádivas a empresas extranjeras hoteleras y desarrolladoras. Cercas en nuestras playas. ¡Literal, rejas metálicas para que no entremos a nuestras playas! ¡Playas que deberían ser gratis en las que ahora te cobran $100 por entrar! Sin mencionar siquiera la compra—que más bien expropiación—de terrenos donde están las casitas de la gente, que prácticamente son desalojados de ellas, cuando la mancha urbana turística los alcanza.

El envilecimiento de México es tan profundo, ha llegado tan lejos… en las depresiones te dicen que hay que tocar fondo para volver a hacer pie, pero que tienes que llegar hasta el fondo. Espero que México haya tocado fondo, que no haya otra sorpresa catastrófica.

Lástima que se ve poco, pues la manera habitual del turista es llegar a su hotel y no moverse más de 3 o 4 cuadras alrededor, entonces no se da cuenta de todo esto que sucede un poquito más lejos de la zona turística por definición del lugar.

En fin. He tratado de dialogar de repente; de verdad es casi imposible, la barrera del no c y no me hinteresa empesar a saber es demasiado.

Imaginen que ustedes le entienden a algo muy difícil, a la Teoría de la Relatividad, por ejemplo. Ahora imaginen que deseas explicársela a alguien… El mayor problema será que el interlocutor carecerá de las bases para poder entender. No sabe de Física, de Astrofísica, de Termodinámica, y de cualquier cantidad de conocimientos previos, que tú das por sentado—creerá que los pársecs miden tiempo. Será imposible que le expliques, que te entienda.

Ahora imagina que no es la Teoría de la Relatividad lo que deseas explicar, sino cualquier cosa del diario, pero como las bases para ello son saber hablar y escribir y carecen de ellas, pues resulta igual de imposible el diálogo y la comprensión.

Es terrible.

Lo que nos sucede a la mitad de los mexicanos es que no sabemos de qué estamos hablando (risas). Tenemos una supina ignorancia. Los que saben en general son tan aburridos que no les sigue nadie…

No tan difícil como se cree.

En bici a Los Ahuehuetes Tepeojuma

[Tiempo de lectura 3 m]

En bici a Los Ahuehuetes Tepeojuma

Los Ahuehuetes Tepeojuma.

Los Ahuehuetes Tepeojuma.

Está súper de moda el balneario natural Los Ahuehuetes, entre Atlixco e Izúcar de Matamoros, y desde cuando quería hacer el recorrido en bicicleta, pero como de regreso son 60km de pura subida, decidí esperar a que fuéramos varios en camioneta y así poder regresar sin problemas. Así que solo hice el viaje de ida:

¿Qué necesitas?

  • Bicicleta en excelente estado. No querrás que algún balero se rompa a medio camino en medio de la nada, así que asegúrate que tu bici ande a la perfección. Ojo, jamás emprender un viaje largo al siguiente día de haberle dado mantenimiento, algo pudo haber quedado mal y es mejor enterarse cerca de casa.
  • Parches y bomba de aire, incluso una cámara de refacción.
  • Casco, ¡dah!
  • Agua, yo uso una botella de creo 750ml y la voy rellenando en las tienditas del camino. En este caso al ser solo 60km y casi todo de bajada, es más que suficiente.
  • Navaja, herramientas básicas de tu bici.
  • Teléfono celular con crédito. Ten en cuenta que pasando Tepeojuma ya no hay señal.
  • Identificación y alguna tarjeta con números de emergencia.
  • Cambio de ropa para el regreso, traje de baño para las cascadas.
  • La comida es opcional, pues siempre puedes comer en algún pueblo, y se supone que ahí venden memelas, y si no, puedes comer en Tepeojuma.
  • Planea con anticipación tu ruta usando Google Maps, por ejemplo. Pregunta a quien ya haya ido, trata de memorizar lo principal, como en donde hay que cambiar de carretera, ya se sabe que solo las ciudades son territorio Telcel y nada te garantiza que haya señal y puedas checar el mapa en el camino (con Google Maps puedes descargarlo de antemano).
  • Creo que sobra decir que una buena condición física es obligatoria, y previa experiencia en rodadas largas.

*Ojo, estos requerimientos son solo para el viaje de ida.

El viaje
Partí a las 7am, quedamos de vernos allá a las 10am, según Google Maps haría 2h48m y en eso basamos el cálculo; en auto es una hora.

La ruta es muy sencilla, hay que tomar la federal a Atlixco, después hacia Izúcar de Matamoros, y derecho hasta llegar a Tepeojuma, que está pasando Las Calandrias, Plaza de Piedra, y no hay pierde porque la señalética de la carretera es muy buena.

En Tepeojuma se puede descansar un rato, en su zócalo y fuente, e incluso comer una memela ahí mismo.

Al llegar a Tepeojuma hay que tomar a la izquierda por Av. Zaragoza y a la derecha en la siguiente Y. Todo es carretera hasta un poquito antes de Los Ahuehuetes, que se convierte en terracería. Solo hay que tener cuidado cuando inicia la terracería pues la primera curva en particular se llena de lodo en temporada de lluvias.

Después de un tramo bastante corto de terracería, está el balniario (sic) Los Ahuehuetes. Es un terreno bastante grande bardeado que incluye tres albercas, una con toboganes, otra con una pequeña cascada, y el mini lago entre varios ahuehuetes gigantescos. El agua está templada, muy rica, el clima es excelente, puedes llevar anafre/asador, se supone que venden memelas pero ese día no fue la floja memelera, y venden también cervezas preparadas.

Infortunadamente nos tocaron unos pinches nacos chacas que llevaban una bocina del tamaño de un microbús… Ya se sabe que en México el respeto ajeno no se nos da, de ahí en fuera todo genial.

Dice Endomondo que hice 61km en 2h42m a 25.4km/h, 340m de ascenso y 962m de descenso. Pensándolo bien, yo creo el regreso no está taaan duro, por ejemplo desde las cascadas de San Agustín Ahuehuetla si es muy pesado porque es muy empinado, aquí realmente son subidas muy tendidas; de Los Ahuehuetes a Tepeojuma está leve, de Tepeojuma a Plaza de Piedra es subida tendida muy larga y ya la he hecho. De Plaza de Piedra a Puebla por la federal también la he hecho… Yo creo unas 3:30 a 4h, pero si se puede, veremos para la próxima.

¡Qué tengan una buena rodada!

Y denle follow a @RodadasPuebla, es una cuenta que trata de avisar sobre todas las rodadas en Puebla y alrededores.

En bici a las Cascadas de San Agustín Ahuehuetla

[Tiempo de lectura 7 m]

Este es un post un poco largo y con muchas imágenes que -espero- les resulten agradables, creo que valen la pena.

En bici a las Cascadas de San Agustín Ahuehuetla

Se han puesto muy de moda las cascadas de San Agustín Ahuehuetla en Puebla, incrustadas a medio cerro, con sus aguas frías y cristalinas, alejadas de la puerca civilización. Yo, como todo ciclista que se precie (no, ustedes que se bajan en las subiditas del lineal no cuentan 😉 ), desdeñé irme en automóvil / transporte público y me lancé en mi bici, y aquí les comparto mi experiencia:

Cascadas de San Agustín Ahuehuetla.

Cascadas de San Agustín Ahuehuetla.

¿Qué necesitas?

  • Bicicleta en excelente estado. No querrás que algún balero se rompa a medio camino en medio de la nada, así que asegúrate que tu bici ande a la perfección. Ojo, jamás emprender un viaje largo al siguiente día de haberle dado mantenimiento, algo pudo haber quedado mal y es mejor enterarse cerca de casa.
  • Parches y bomba de aire, incluso una cámara de refacción.
  • Casco, ¡dah!
  • Luces de seguridad pues al ser muchos kilómetros es muy probable que regreses ya noche.
  • Agua, yo uso una botella de creo 750ml y la voy rellenando en las tienditas del camino.
  • Navaja, herramientas básicas de tu bici.
  • Teléfono celular con crédito.
  • Identificación y alguna tarjeta con números de emergencia.
  • Sudadera para el regreso, traje de baño para las cascadas.
  • La comida es opcional, pues siempre puedes comer en algún pueblo, yo llevé un par de sándwiches.
  • Planea con anticipación tu ruta usando Google Maps, por ejemplo. Pregunta a quien ya haya ido, trata de memorizar lo principal, como en donde hay que cambiar de carretera, ya se sabe que solo las ciudades son territorio Telcel y nada te garantiza que haya señal y puedas checar el mapa en el camino (con Google Maps puedes descargarlo de antemano).
  • Creo que sobra decir que una buena condición física es obligatoria, y previa experiencia en rodadas largas (si crees las subiditas del Parque Lineal / Estrella de Puebla son pesadas y si jamás has hecho mínimo 4h en la bici -no, spinning ni cuenta ni sirve- no vas a poder con esto).

Lo primero digno de mención es la presa de Valsequillo, que tuve que cruzar vía la famosísima panga, que cuesta cero pesos para bicicletas y toma muy poco tiempo. La gente te ve con cierta fascinación pues ellos hacen cola en sus automóviles.

De ahí hay que terminar de cruzar San Baltazar Tetela y seguir rumbo a El Ahuacate y Huehuetlán el Grande, no hay mucho pierde y si tienes dudas pregunta a los locales.

Una vez en El Ahuacate deberás tomar rumbo a Atlapulco.

Pasando El Aguacate, rumbo a Atlapulco, debes estar atento a una desviación de terracería, que tampoco está tan complicada pues está bajando unas curvas y es la única que hay, además hay una parada de autobús de piedra ahí mismo, es muy evidente. Debes tomar ese camino hacia la izquierda y seguir un buen tramo por terracería hacia San Agustín Ahuehuetla.

El camino hasta ahora muy bien, carreteras federales muy poco transitadas, mucho calor, verdor, frescura y el olor de las montañas. Sin ningún problema.

Las curvas de bajada hacia la desviación de terracería son muy rápidas, 60km/h sin darte cuenta en bicicleta de montaña. Hay que tener bastante precaución por que son dos carriles angostos y por la vegetación son curvas ciegas.

El camino de terracería tampoco está tan mal, pero si está empinado y aquí es donde empezaba a preocuparme un poco por el regreso.

San Agustín Ahuehuetla es un pueblito muy pequeño, de hecho ni siquiera le tomé fotos. Allí creo cometí un error pues decidí continuar en bicicleta hasta las cascadas, y si bien ya era muy poca la distancia (menos de 4km), el camino en su mayor parte era intransitable para una bicicleta y en esas partes había que cargarla, lo cual es muy incómodo mientras vas brincando rocas y raíces enormes, cuidando también no caer al agua. La otra opción era dejarla con candado en las memelas de San Agustín, pero como iba solo no me pareció la mejor idea.

Pregunté en las memelas si iba bien y continué.

En el camino encontré a un grupo de jóvenes, 3 chicos y una chica, y platicamos un poco, eran visitantes asiduos y me aseguraron que ya faltaba muy poco. Muy sorprendidos que viniera desde Puebla.

En una tubería de agua potable alguien tuvo la brillante idea de poner un cáliz del que brota agua fresquísima; aproveché para enjuagarme el polvo del camino y el sudor, y rellenar mi botella.

Después del cáliz el camino se puso mucho peor y fue ahí donde prácticamente tuve que cargar mi bici todo el tiempo 🙁 pero valió la pena, el río empezaba a ensancharse y el agua a verse cada vez más verdi-azul.

Al fin, al llegar a las cascadas propiamente, una pareja de vendedores de memelas me recibió de la mejor manera: el esposo puso una Victoria helada en mis manos sin preguntarme nada. ¡Carajo!

Me tomé dos de un jalón, por supuesto. Me puse mi traje de baño (a la hora que llegué había casi nada de gente, dejé mi bici amarrada a un árbol y encargada con los vendedores y continué hacia la parte superior de las -ah, ¿no las he mencionado?- hermosísimas cascadas de San Agustín Ahuehuetla.

Las cascadas tienen 4 pozas, y obviamente la superior es en la que me iba a quedar yo. La subida no está complicada y bien vale la pena. Puse mis cosas en una piedra más o menos alejada de por donde llegaría toda la gente, y me metí a nadar justo junto a la cascada que cae a la poza de abajo… El agua estaba helada, pero como moría de calor y cansancio (hice 47km en 2h:51m de pedaleo, el tiempo total obviamente es mucho mayor pues cuenta semáforos, paradas en tiendas, etc, a 16km/h y 62km/h max) me cayó increíblemente bien.

La gente empezó a llegar, y como siempre muchos no se saben comportar: animaban a gritos a los de los clavados, pero en serio a gritos, como los simios incivilizados que son. Muy desagradable, pero bueno, yo odio al mundo. Entonces me pasé a la pequeña cascadita y el ruido del agua ya no me dejaba escuchar a la gente.

La chica del grupo que encontré intentó -sin ningún éxito- tirarse del risco. Yo la incité con señas varias veces ¡a ver a que hora! y solo se reía pero le daba miedo. Era una chica muy agradable.

Nadé más de dos horas y me hubiera quedado más tiempo si no fuera por que sabía que me esperaba todo el maldito regreso, una subida interminable hasta poco antes de la presa.

Había llegado otro grupo de chicos y chicas y ellas estaban bastante lindas, muy guapas, niñas bien, pero ni como hablarles: uno sin wingman que diga “haaaave you met Esteban?” y ellas acompañadas, pero cuando tomé mis cosas para irme, pasé junto a ellos y uno me saludó y preguntó si había llegado en bici y desde donde, “¿ven? ¡es el que rebasamos en la terracería!” (yo los volví a rebasar en lo que ellos iban a pie), los demás chicos y chicas asintieron sorprendidos y yo como buen torpe no supe como continuar la plática con ellas. Asentí y dije cualquier tontería en neandertal, les deseé un buen día y me fui.

Le pagué mis chelitas al vendedor, preparé mi bicicleta, me cambié por mis putishorts (así bautizó una chica Self a los shorts que uso para hacer ejercicio, ¡pura envidia!) de la bici y emprendí el dificultoso regreso.

El camino de terracería de regreso resultó peor de lo que pensaba, pesadísimo. De hecho en muchos tramos tuve que bajarme de la bici y caminar de tan empinado que estaba. Si lo aguantaba, pero tomaba en cuenta que me faltaba todo lo demás -que también es subida- y tenía que guardar fuerza y energía, y solo había comido mis dos sándwiches y mis dos chelitas.

Al llegar a la parada de autobús descansé un buen rato recuperándome, juré jamás repetir tamaña idiotez, y seguí hasta El Aguacate. ¿Recuerdan las curvas de bajada de 60hm/h? ¡Están mortales de subida! Pero al ser pavimento es mucho más sencillo. Me corté con una espina al acercarme mucho a una planta carretera.

Llegué a El Aguacate y me detuve en el prácticamente único restaurant carretero a comerme unas memelitas (venden guisos, moles, sopa…) y volví a encontrarme al grupo de chicos que encontré por El Cáliz… ¡Creo que la chica me estalqueaba! 😉 Me hice amigo de un gato.

Estaba tan cansado que pregunté si no había algún motelito por ahí; consideré seriamente pasar la noche e irme a Puebla al otro día, pero que no, que hasta Valsequillo. Así que me comí algunas memelas, tomé una coca y agua, descansé otro rato -no mucho, pues las nubes ya amenazaban mucho- y continué.

Después de ahí se empezó a nublar por completo y los paisajes resultantes fueron los más hermosos del camino.

Antes de San Baltazar se soltó el súper aguacero, tanto que tuve que pararme en un edificio abandonado en una intersección por que las gotas se sentían como alfileres, sin contar que venía bajando más rápido que los automóviles, esperé a que amainara un poquito y seguí -siempre lloviendo- hacia La Panga. La fila de autos era ridícula, monumental, y todos me veían como si estuviera por completo loco; yo los veía como si fueran por completo comunes. El piso de La Panga es de metal, así que es mejor bajarse de la bici con piso mojado. Crucé, dejó de llover, y llegué a Puebla sano y salvo, y a excelente ritmo, lo que me había matado era el sol y las subidas, después de atascarme de memelas y más agua estaba dándole muy bien a los pedales.

De regreso hice los mismos 47km pero en 3h:42m, a casi 13km/h y 60km/h max. ¡Lo pesado fue el kilómetro vertical de ascenso, 1094m según endomondo (1400 en total, ida y vuelta, según mi reloj)!

En total de pedaleo fueron 6h:33m, que se incrementa muchísimo pues endomondo no cuenta el tiempo muerto (así lo tengo configurado). Como les decía, si requiere cierta condición física.

En definitiva hice un genial viaje, lo pasé muy bien solo y lo volveré a hacer el año que viene en época de calor. Es algo que no puedo hacer demasiado seguido, e ir de nuevo al lineal/metropolitano resultó un poco deprimente, pero en fin, hay lo que hay.

¡Qué tengan una buena rodada! Y con gusto resolveré sus dudas en los comentarios.