Lem tiene un estilo único, que puede variar desde lo más increíblemente ridículo, pero con una lógica absoluta y aplastante, además de un humor emocionante y perspicaz, como La Ciberiada, hasta un estudio filosófico con forma de novela sobre una sociedad que cambia hasta resultar irreconocible para un astronauta que regresa de un viaje estelar largo en Retorno de las Estrellas, pasando por la imposibilidad de comprender a seres de otros mundos, un tema recurrente, como en Solaris (dos veces llevada al cine, con poco éxito), El Invencible y His Master’s Voice (los pongo en el idioma en que los leí).
His Master’s Voice es la narración de Peter Hogarth, un matemático de primera línea, que se ve involucrado en un proyecto secretísimo, que involucra muchísimos científicos, militares y políticos. Hogarth nos cuenta sus misfortunas, sus interrelaciones con el demás personal, sus amistades, sus miedos, éxitos y fracasos, y Lem, con su habilidad de siempre, mezcla en ello teorías científicas nuevas, nada descabelladas y del todo plausibles, términos incomprensibles, astrofísica, termodinámica… Como es usual en sus novelas, Lem hace a sus personajes desarrollar teorías alternativas sobre eventos comunes (mas no cotidianos), como el nacimiento del universo, la vida, y no conformándose con eso, no ofrece una ni dos, sino varias teorías cada una más ¿ah cómo no se me ocurrió eso? que la anterior, y así somos llevados por los problemas, hallazgos, descubrimientos y demás, del gran muro que la humanidad está a punto de enfrentar.
Un ejemplo sigue, en el que prácticamente nos dice que la entropía explica la destrucción innata en el hombre, ya lo sabíamos, pero Stanislaw nos lo explica como a niños de kinder.
[…] he declared, for instance, that really all the basic drives providing the motive force for human action could be derived directly from physics — but physics in the broadest sense of the word.
The urge to destruction is deducible from thermodynamics. Life is a fraud, an attempt at embezzlement, seeking to circumvent laws otherwise inevitable and implacable; insulated from the rest of the world, it inmediately enteres the path of decay, and that inclined plane leads to the normal state of matter, to the permanent equilibrium that is death. In order to continue living, life must feed on order, but because there is no order — none highly organized — other than life, it is condemned to consume itself. It must destroy to live, must take its nourishment from systems that are nourishment only to the extent that they can be ruined. Not ethics but physics determines this law.
Esta novela es muy corta, y afortunadamente por que es de sus más densas, pero tiene momentos realmente sublimes. La premisa es que la humanidad ha dado con un artefacto y trata de comprenderlo. Del estudio del artefacto surgen varios campos y conocimientos totalmente nuevos para la ciencia, y del razonamiento de su origen nos quedan varias explicaciones increíbles, pero lógicas y posibles, que acaban involucrando nada más y nada menos (pues estamos hablando del Señor Stanislaw) que el origen mismo de nuestro universo. Y de paso nos pinta tipos de vida radicalmente distintos a los que conocemos, pero que siguen las mismas reglas infalibles de la lógica, se las ingenia para unir conceptos metafísicos con la física pura y real, y hacer que todo suene creíble, y nos enseña mucho sobre la naturaleza humana: realmente somos en extremo primitivos, y sumamente pedantes si creemos que podemos comprender nada.
Resulta increíble la capacidad de Hogarth—Lem—al ofrecernos nuevas vistas y debates sobre cosmología, filosofía, probabilidad, estadística, evolución, ética, la limitante humana al estudiar cualquier cosa desconocida, pues llevamos el bagaje humano y no podemos librarnos de el, con lo que la cosa estudiada resulta contaminada con nuestros prejuicios frutos de nuestra evolución y circunstancias particulares como especie. Incluso critica muy duramente a la ciencia ficción normal, o más bien, sus personajes lo hacen por el, llamándola aburrida, falta de ideas, sosa y monótona.
Es una historia de 10, me ha gustado muchísimo y como todo lo que he leído de Lem (excepto tal vez Memorias Encontradas en una Bañera) me deja con un sabor de boca que ningún otro autor de CF puede lograr. Stanislaw realmente tenía talento.
Por cierto, declinó en ocasión una membresía a una asociación norteamericana de escritores de ciencia ficción alegando que la CF gringa era, prácticamente, una porquería. Philip K. Dick se salvó, Lem no lo consideraba tan inepto, a lo que Dick, haciendo gala de una ineptitud monumental, dijo que creía que Lem era un comité comunista y así se lo comunicó al F.B.I.
No olviden leerlo, pero no sería lo primero de Lem que les recomendaría, Retorno de las Estrellas y El Invencible como novelas primero, Ciberiada y Fábulas de Robots intercaladas (son cuentos cortos), luego tal vez Solaris y ya entrados en forma His Master’s Voice. Ya saben donde conseguirlos.
Merece: